"Abuelita, abuelita, enséñame a coser"
- Licenciada Glency Peña
- 13 may 2023
- 2 Min. de lectura
"Abuelita, abuelita, enséñame a coser". Lo recuerdo como si fuera ayer, cada vez que ella se sentaba frente a su máquina negrita, yo solamente deseaba estar ahí, en

se lugar. Un día llegó el gran día, la máquina había quedado fuera de su lugar de resguardo, ¡esta es mi oportunidad! Pero resulta que fue más larga la dicha de esperar a sentarme, que los inmemorables minutos que pasé tratando de enhebrar la aguja y no lograrlo, la partía una y otra vez. Ahora, ya no tengo el anhelo de aprender a coser, sino que quiero resolver el problema. Con toda sinceridad, no recuerdo cómo fue la solución, pero lo que sí puedo compartir es que vivimos en un tiempo muy hermoso, donde los jóvenes y los niños pueden aprender un oficio e incluso se les paga para que se lo enseñen. Hoy en día, este hermoso oficio nos permite crecer y avanzar.
Pero, ¿cómo fue que este oficio pasó de ser una tarea del hogar a una habilidad tan valorada en la actualidad? Sin duda, mucho tiene que ver con la evolución de la industria textil, la cual ha permitido el acceso a una gran cantidad de telas, patrones y herramientas que antes eran impensables.

En definitiva, aprender a coser es una habilidad que puede traer muchos beneficios tanto en el ámbito personal como profesional. Y gracias a la accesibilidad y variedad de cursos y talleres disponibles en la actualidad, todos podemos tener la oportunidad de aprender y disfrutar de este hermoso oficio, tal como lo hacía la abuelita que inspiró este relato. A pesar de que ella no me enseñó a coser, me inspiró a buscar la forma de aprender con el tiempo.
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